VÍCTOR ZAVALA

EL HOMBRE

Llegó como un dolor
espasmótico maniqueo
acariciando los Sus largos dedos
arpegios de la ciega oscuridad
labios de tenaza nudillos sobre las sienes
llegó desenvainando el mal paso
arrancando su costra
recto al centro humano
evidente neoplásico



Llegó abanderado de afrenta
cuando los ímpetus fundían las armas
mortaja al viento de viraje
cuando el talento hacía agua
y en la modorra el caracol
cansado de escuchar el mismo oleaje



Ninguna palabra
confabulado caricia que enmaraña
con la humildad del vicioso
postrado en la misma baranda
fantoche espectro del hombre
mi propia imagen sobre la noche encapuchada
como un dolor
con cada estruendo llorando por las madres
ninguna palabra
sus únicos dedos en señal de tentación
mientras la dictadura orinaba en sus pañales



Llegó al fin
al fin
álgido maniqueo

de mejillas envilecido
salvando la convulsión
contando sus dedos
quise al fin
serme fiel y necesario.


V.Z.O.



A MI TURNO

Cuando el desahucio me trone sus dedos
sabrás que ha llegado el momento.
Llévate con tus mejores colores a la estancia indicada.
Jamás la ficción tendrá los labios tan cerca
de rociar las pieles cuarteada tierra.
Cuida pues con ternura la estación
no desprendas su aliento en vano
cuídate de tu propio rastro
abstente de caminar como tú sabes mientras tanto
allí donde ensordecen los ladridos,
donde el acoso de cruce de brazos
mientras desovilles tu andar.
Allí te esperaré con la pasión empuñada
las monedas cantarán la hora regresiva
ya no habrá arrepentimiento ni retorno
las aves surcarán a la carrera hasta oscurecer mi presencia
y al tañer con hilos de araña enajenará mi cuerpo
para andar a saltitos
a soplarle a la indolencia en medio de las espaldas
a sorprenderla cuando fume en las esquinas
y rasgarla del asidero del alma.
Quizás en esas noches
en que el cansancio quiebre su arrogancia


acaricie tus silencios
antes de desbordar entre tus zonas sedientas
y en cada vez que apresures las uñas
esperándome de mis viajes de pájaro malagüero
en cada vez que sientas crecer la angustia
como sombra que brota por la ranura de la puerta
comprenderás
por cada gramo de vivir que nos queda
por cada mentira y sonrisa sucedánea
que nos mantiene realmente entre nosotros
Porque
de uno en uno
cada verso deje al fin de alinearse a regañadientes
por todo suspiro
por ese día
en que al decidir desgüarecerte
de la lluvia que aclara la turbia espera
te pongas a violentar las ventanas
y de pronto te convenzas sorprendida
que nunca estuviste más abrumadamente protegida
teníamos que amputar y dejar a nuestro turno en muestra
un poco -créeme es nada- de nosotros
agonizando en las veredas.

V.Z.O.


LA PARCA... NO HA DE ENCONTRARME TRANSEÚNTE

Uno de estos días
ceremoniosa y hostil
la parca ha de posar sus ojos sobre mí
y no he de encontrarme transeúnte
bajo las tenues caricias del letargo
con el pecho comprimido
adolorido por las ansias
con el puño cobijado
en el bolsillo hueco de la esperanza
en la búsqueda del inicio de un ovillo de tinta
tan perfecto
tan limpio
recién salido de fábrica



Uno de estos días
ya pronto
está editado
vendrá con su orlada indumentaria
a jalar el cordón
e impedir el augurio matinal de mis pestañas



Uno de estos días
amparándose de oscuridad
llegará en una camioneta cargada
alterando la vecindad
irrumpirá mi puerta
allanará mi cuarto
y desflorado
buscará inútilmente
los manuscritos que me involucren con la vida
coaccionará entonces mi grito
torturará mis tendones
fabricará pruebas
maniatados mis puños
pagarán la culpa por sus temores
así caerán las luces
por las rejas de oquedad hechas jirones
y en exhibición para la prensa
de un minuto castrado
sentenciarán a cadena perpetua
toda la mole de mis actos

Uno de estos días 
caerá la parca sobre mí
mientras el noticiero agote sus injurias
a la sangre vertida por un coetáneo joven abaleado
qué será entonces del hambre sempiterno
qué será de la justicia que marranea en el charco
qué será del niño del microbús
que hace cantar su caramelo
qué será de la salud desahuciada
del libro de aprestamiento no comprado
qué será de los muchachos que visten de negro
qué será de la fetidez urbana

Un día de estos
uno de estos días
nos caerá la parca en plena infancia
se llevará la pelota y el final de nuestro juego
justo cuando el partido
estaba a punto de ser volteado

Uno de estos días
lo presiento
ceremoniosamente hostil
la parca ha de posar sus ojos sobre mí
he de apresurarme
no ha de encontrarme transeúnte para entonces
con mi ovillo de tinta...
con el puño cobijado.